El senador Tillis y el ex asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca John Bolton son uña y carne, pero ahora que Bolton se ha ofrecido a testificar y que los habitantes de Carolina del Norte piden a su senador que testifique, Tillis no quiere saber nada de él.

En 2014, Tillis recibió el respaldo de Bolton, que lo calificó de "líder probado" y donó el máximo permitido de 10.000 dólares a la campaña senatorial de Tillis. Bolton, a través de su Super PAC, hizo publicidad para Tillis.

El Super PAC de Bolton incluso se habría coordinado ilegalmente en la misma carrera en beneficio de Tillis. Según una denuncia presentada por la organización de vigilancia no partidista Campaign Legal Center, el Super PAC de Bolton hizo "contribuciones en especie ilegales, excesivas y no declaradas" a la campaña de Tillis mediante "la financiación de comunicaciones coordinadas a través del uso de un proveedor común, Cambridge Analytica."

Y justo el otoño pasado, Bolton volvió a respaldar al senador Tillis y está donando la cantidad máxima permitida a la campaña de Tillis.

Sin embargo, ahora que el estrecho aliado y partidario de Tillis se ha ofrecido a testificar en el juicio político del Senado, Tillis no quiere saber nada de él. Bolton es una figura clave en el escándalo de Ucrania cuyo testimonio no ha sido tomado, pero Tillis lleva un mes diciendo que no apoyará a ningún testigo y ha confirmado que no presionará para que Bolton testifique. En conjunto, esto plantea varias cuestiones clave:

• ¿Votará Tillis en contra de permitir el testimonio de Bolton después de recibir su dinero y apoyos de campaña?

• ¿Por qué Tillis, que tuvo que prestar juramento de imparcialidad, descartó llamar a ningún testigo más de un mes antes de que los artículos del impeachment pasaran al Senado?

• Tillis reafirmó la semana pasada que no votará por los testigos a menos que haya información adicional más allá de lo que ya ha leído Bolton tiene información adicional. ¿Por qué Tillis no quiere oír de él?

Tal vez sea porque Tillis está atrapado en un "Catch-22 político" y "ya parece haber tomado una decisión antes de que su cámara realice una entrevista."